La polémica dirigente conservadora de la Comunidad de Madrid lleva meses desafiando al Gobierno central de izquierdas y a las autoridades sanitarias españolas al mantener abiertos bares y comercios durante la pandemia de COVID-19.

Ahora Isabel Díaz Ayuso apuesta por unas elecciones anticipadas en mayo, que convocó por sorpresa la semana pasada, para reivindicar sus políticas y ganar más influencia en la región más rica del país, cuyo pilar económico es el comercio y los servicios.

Madrid ha sido la única gran capital europea que ha mantenido la vida social prácticamente sin restricciones desde que finalizó un estado de alarma a nivel nacional a mediados de 2020. Sus bares y sus locales culturales abiertos han atraído a visitantes de la vecina Francia, que sigue sujeta a restricciones.

Otras regiones españolas han cerrado las actividades no esenciales por consejo de los expertos en salud. El Gobierno central permitió que las autoridades regionales gestionen la respuesta a la pandemia tras el final de una primera ola devastadora.

Las tasas de contagio de Madrid han sido últimamente más altas que las del resto de la España peninsular, pero Ayuso, de 42 años, sostiene que nunca han estado fuera de control y que suponen un riesgo tolerable. Afirma que «la salud no es sólo no contagiarse», sino también mantener la interacción social y la economía a flote.

En Madrid sigue vigente un toque de queda a las 11 de la noche y la prohibición de que miembros de diferentes hogares se reúnan bajo el mismo techo, como parte de lo que Ayuso defiende como una respuesta equilibrada.

Aunque algunos epidemiólogos critican su postura relajada, afirman que las tasas de contagio se han mantenido a raya en los últimos tiempos gracias a que una gran parte de la población madrileña tiene anticuerpos debido a contagios anteriores. En la primera ola, la Comunidad de Madrid se vio fuertemente afectada y miles de personas murieron, incluso con el estado de alarma nacional en vigor.

Los sondeos de opinión dan al conservador Partido Popular de Ayuso un 40% de apoyo entre los votantes, aproximadamente el doble del resultado obtenido en las anteriores elecciones regionales de mayo de 2019, y muy por delante del partido socialista gobernante en España, con un 28% de la intención de voto.

«Muchos restauradores y emprendedores que están más en la izquierda pero que han visto salvado su negocio durante el gobierno de Ayuso pueden cambiar su voto», dijo María José Canel, politóloga de la Universidad Complutense.

Esto contrastaría con la pérdida de apoyo de los gobiernos conservadores en países como Alemania, donde la decepción por una confusa respuesta al coronavirus a pesar de meses de restricciones contribuyó a que el partido de la canciller Angela Merkel sufriera derrotas históricas en las dos votaciones regionales celebradas el domingo.

«Ha hecho muy bien no cerrando la hostelería, aquí casi no hay contagios. (…) Ella es una política que ha estado a la altura de las circunstancias», dijo Antonio Sánchez, de 55 años, gerente de un bar que votó a Ayuso en 2019.

¿LA TRUMP ESPAÑOLA?

Analistas como Ignacio Jurado, de la Universidad Carlos III, afirman que los frecuentes enfrentamientos de Ayuso con la coalición de gobierno central de izquierdas probablemente han impulsado su popularidad tanto o más que su gestión de la pandemia.

Los opositores la tachan de populista al estilo del expresidente estadounidense Donald Trump.

Las elecciones se consideran una prueba a mitad de mandato para la fragmentada clase política española que podría señalar nuevas tendencias.

Para ganar la reelección, Ayuso, política de carrera cuyo lema de campaña es «socialismo o libertad», aún necesitaría el apoyo del partido de extrema derecha Vox, cuyo respaldo en la asamblea regional la llevó al poder en 2019 en coalición con la formación centrista Ciudadanos.

«Me vine arriba hablando de mayoría absoluta, pero no tengo ningún problema en pactar con Vox», dijo Ayuso en una reciente entrevista televisiva, desviándose de la postura oficial del PP, que mantiene las distancias para no ser tachado de ultraderechista.

El pacto de Ayuso con Ciudadanos se vino abajo tras su decisión unilateral de convocar elecciones anticipadas en mayo.

En cualquier caso, aún está por ver si sus políticas frente a la COVID-19 rinden beneficios económicos.

Mientras que la economía española se hundió un 11% en 2020, el grupo de análisis Funcas calcula que la contracción de Madrid fue del 13,6%. El empleo en la región cayó un 3% en el cuarto trimestre respecto al año anterior, en línea con la media nacional.

De hecho, la gestión de la pandemia y la economía pueden acabar siendo temas secundarios en la campaña electoral, sobre todo después de que el líder de la formación de izquierdas Podemos, Pablo Iglesias, renunciara el lunes a su puesto como vicepresidente del Gobierno nacional para presentarse a las elecciones de Madrid frente a lo que llamó la «amenaza fascista» que suponen Ayuso y Vox.

«Me ha parecido imprudente a veces, y otras veces me ha parecido correcto (que todo estuviera abierto con la COVID) (…) pero si no la voy a respaldar es por una cuestión ideológica: ella es de derechas», dijo el economista Diego Iribarren, de 50 años, mientras disfrutaba de un café en una popular terraza del centro de Madrid.

(Información de Belén Carreño; editado por Andrei Khalip y Frances Kerry; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)

Fuente: https://www.infobae.com/america/agencias/2021/03/19/presidenta-de-madrid-busca-reivindicar-su-estrategia-laxa-contra-el-virus-en-las-elecciones-regionales-3/