Los cuatro candidatos presidenciales nunca habían celebrado debates en días consecutivos

Por Rosario G. Gómez

Siete de cada diez españoles consideran necesarios los debates electorales, según la consultora Barlovento Comunicación. Los expertos lo ratifican. El profesor Alan Schroeder, que lleva dos décadas analizando estos formatos, sostiene que cualquier aspirante a gobernar un país debe tener la habilidad de presentar sus puntos de vista ante las cámaras porque la política moderna depende en gran medida de la televisión.

Los cuatro principales candidatos se verán las caras este lunes en TVE (22.00) y este martes en Atresmedia (22.00). Pablo Casado, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera intentarán despejar las dudas del elevado porcentaje de indecisos. Una semana antes de acudir a las urnas, uno de cada cuatro electores manifiesta que aún no tiene decidido su voto.

Una doble vuelta con apenas 24 horas de diferencia es un fenómeno insólito. Los expertos creen que el primer choque será más importante porque fijará las posiciones. En España los debates electorales han sido tradicionalmente un arma arrojadiza entre partidos. Hubo que esperar a 1993, con los célebres cara a cara entre Felipe González y José María Aznar, para que los dos principales contendientes se sentarán en un plató. No defraudaron. La primera cita se saldó con una victoria del aspirante. González acababa de llegar de un largo viaje y estaba cansado. Actuó con una cierta prepotencia frente a su oponente y eso le perjudicó. En el segundo rectificó y ganó.

Hubo que esperar 15 años hasta el siguiente duelo: los dos cara a cara que en 2008 protagonizaron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Organizados ambos por la Academia de la Televisión, el primero estuvo moderado por Manuel Campo Vidal y el segundo por Olga Viza. Fueron formatos encorsetados, con tiempos tasados y planos medidos al milímetro. Incluso el modelo de silla fue pactado por los equipos de campaña. Se emitieron por una veintena de cadenas y hasta la fecha el primero de ambos encuentros tiene el récord de audiencia (más de 13 millones de espectadores). Es recordado por la enigmática «niña» a la que se refirió el líder del PP en su exposición final.

En 2011, un incómodo Rajoy se citó ante las cámaras con Alfredo Pérez Rubalcaba. El candidato del PP estuvo rocoso y no paraba de mirar sus notas (585 veces frente a 48 de su rival). En 2015 tuvo como contrincante a Sánchez y la tensión fue máxima cuando este le espetó: «Usted no es decente». Dos días antes se había celebrado un debate a cuatro en el que Rajoy cedió su atril a Soraya Sáenz de Santamaría, que se enfrentó a Sánchez, Iglesias y Rivera.

Durante la campaña de 2016 Rajoy eludió el cara a cara con Sánchez y se repitió el modelo a cuatro, pero en esta ocasión no delegó y ocupó su puesto junto a Sánchez, Iglesias y Rivera. Se difundió por 17 canales y captó la atención de 10,5 millones de personas. Era la primera vez que los cuatro aspirantes se citaban bajo los focos. Hoy será la segunda.

La emisión de dos debates en días consecutivos es fruto de pugnas electorales a distintas bandas, según María José Canel, catedrática y vicepresidenta de la Asociación de Comunicación Política. «Será interesante ver la dinámica de los partidos. La estrategia discursiva es incierta. Pueden ser las dos izquierdas contra las dos derechas o que Sánchez logre que las dos derechas se peleen entre sí». Para Canel, será útil para los electores, que podrán ver a los candidatos» más indefensos y desprotegidos» que cuando comparecen en entrevistas o mítines.

 

Fuente: https://elpais.com/politica/2019/04/21/actualidad/1555866084_975683.html