Si el Gobierno entrante concreta su plan de recortar el gasto para comunicación social, estaría renunciando a la posibilidad de involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones, advirtió la investigadora María José Canel.

Para la experta en comunicación de la administración pública, los fondos destinados hasta ahora en publicidad oficial deben redirigirse a profesionalizar las herramientas y recursos humanos que estarán dedicados a escuchar a los ciudadanos.

Destacó que si bien el próximo Gobierno ha mostrado voluntad de audiencia mediante consultas y foros, por ejemplo, sobre la viabilidad del nuevo aeropuerto y la ley de amnistía, aún requiere de tecnologías y profesionales que planifiquen y gestionen los resultados.

«El Gobierno entrante tiene muchas ganas de incorporar a la sociedad, y eso me parece bueno, pero lo veo con mucha necesidad de profesionalizar la comunicación para que esa incorporación de la sociedad se pueda hacer.

«El Gobierno quiere aplicar el criterio de austeridad en la comunicación y rebajar los montos dedicados a ello, y eso es un profundo error porque reducir los recursos en comunicación es abandonar el establecer relación con los ciudadanos», señaló en entrevista.

Autora del libro «La comunicación de la administración pública» (FCE, 2018), que será presentado hoy lunes, Canel sostuvo que es posible un cogobierno con la sociedad a través de métodos de comunicación que recojan las opiniones y expectativas de los ciudadanos.

Entre más profesionales y eficaces sean esos mecanismos de comunicación, agregó, mejores serán los resultados de gobierno.

«En el argumento del ahorro, ahí creo que nos equivocamos. La austeridad hay que aplicarla a muchas cosas, pero nunca la aplicaría en perder profesionalidad en la manera de relacionarte con la sociedad», indicó.

De acuerdo con Canel, en el caso del nuevo aeropuerto, el equipo de Andrés Manuel López Obrador debe invertir recursos en campañas para informar a la ciudadanía sobre las materias que se van a consultar, para segmentar a los públicos objetivo, y en estudios para conocer con qué información cuentan previamente.

Además, dijo, en relación con el aeropuerto, la reforma educativa y la ley de amnistía, temas sobre los que se han iniciado foros de consulta, se tiene que aclarar con anticipación qué hará el Gobierno con las opiniones recogidas.

De lo contrario, advirtió la académica española, se pueden crear expectativas entre la sociedad de que las cosas se harán tal como ella dicta, lo que, precisó, induciría al Gobierno en una crisis.

«Si este Gobierno crea expectativas que luego son inviables, dentro de un año estará teniendo problemas; si hace creer a la sociedad mexicana que las decisiones que va a tomar las va a tomar con ella, eso, como tal, al 100 por ciento, es inviable, y eso le va a traer problemas.

«Si el ciudadano se llega a creer que el aeropuerto va a ser lo que él quiere, que las leyes se van a configurar como el individuo ha dicho en el ‘clic’ con el que ha votado en esa deliberación pública, el resultado es gran frustración, el ciudadano ve que no se ha diseñado el aeropuerto como él ha dicho», apuntó.

La investigadora expuso que la experiencia del Brexit y la paz en Colombia han puesto en entredicho la utilidad de las consultas directas, por lo que sugiere explorar mecanismos alternativos de retroalimentación ciudadana.

El Gobierno, dijo, puede aprovechar el «big data» disponible sobre el consumo de servicios públicos, que proporciona indicios de, por ejemplo, por qué los ciudadanos no aprovechan un hospital como se supone que deberían o por qué usan para otros fines los apoyos sociales que se les proporcionan.

Canel cuestionó el plan de López Obrador de eliminar las oficinas de comunicación de las dependencias federales para centralizar sus funciones en la Presidencia, pues con ello, señaló, entorpecería el flujo de la información del Gobierno hacia los medios.

«Al final, eso va a ser caro porque un Gobierno que empieza así, ahorrando en comunicación y centralizando, va a tener que gastar más porque entra en fases defensivas.

«Ya pierdes el rendimiento del mensaje, pierdes el control de la agenda, el Gobierno va a estar ocupado en defenderse de las acusaciones y no se va a poder ocupar y gestionar el Gobierno, que es lo que pasa cuando un Gobierno pasa a la defensiva, que ya pierde eficacia en dedicarse a resolver los problemas», explicó.

Fuente: https://www.elnorte.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?id=1510002

Por: Zedryk Raziel