España, la quinta economía de la Unión Europea con un PIB de 1.08 billones de euros, ha estado seis meses con un gobierno en funciones sin gran capacidad ejecutiva. Las elecciones parlamentarias del 20 de diciembre pasado dejaron un Congreso fragmentado y polarizado, que obligó al presidente del gobierno, Mariano Rajoy (PP), a convocar a nuevas elecciones para este domingo 26 de junio. María José Canales asegura que esto ha orillado a que “muchos proyectos, programas, acciones” estén paralizadas, así como el actuar del país en el ámbito europeo.

Aún así esto no ha generado mayores estragos en la economía española, dijo Juan Carlos Martínez-Lázaro, profesor de Economía de la IE Business School. La inercia de la recuperación económica —en el primer trimestre del 2016 creció 0.8% respecto al mismo periodo anterior, y de 3.5% a tasa anualizada— y el hecho de que el gobierno de Rajoy haya negociado el presupuesto para el año fiscal 2016 antes de los comicios de diciembre han permitido que el país pueda pasar estos meses en funcionamiento mínimo. Pero no hay garantía de que este mismo escenario se repita si no hay un nuevo acuerdo tras las elecciones del domingo.

“Si no conseguimos formar este gobierno ahora es cuando la economía española se puede enfrentar a un problema importante. Ahora el problema es que un gobierno no formado tendría que preparar los presupuestos generales (…) ese gobierno empezaría a actuar en septiembre y tendría que preparar rápidamente los presupuestos para aprobarlos en octubre o noviembre. Si eso no se hace, vamos a empezar a generar una incertidumbre económica más importante”, consideró Martínez-Lázaro.

España además está a contrarreloj económico, con presión desde Bruselas para cumplir con la meta de reducir su déficit público a 3% para el próximo año, desde uno que ronda de 5%, y una deuda por encima de 100% del PIB. De hecho, España podría ya enfrentar una posible multa de hasta 2,000 millones de euros por este incumplimiento, pero que será confirmado por la Comisión Europea después del periodo electoral.

“Podría ser peligroso (la falta de gobierno) con decisiones que tienen que tomarse como el ajuste de déficit público que Bruselas nos exige que eso significa recortes en el gasto, incrementos en los impuestos, cuáles van a ser porque si no vamos a seguir incumpliendo y será un serio problema”, resaltó el académico.

Martínez-Lázaro ve además la urgencia de la formación de un nuevo gobierno para dar continuidad a la aplicación de las reformas de gran calado como la laboral y al sector financiero, así como las restantes de seguridad social, la institucional y de dotar una mayor autonomía fiscal a las comunidades autónomas.

El consenso es evidente: existe un escenario con muy pocas diferencias políticas en las próximas elecciones, pero los pocos cambios que han surgido en el tablero tienen el potencial de conformar un futuro gobierno de España que afronta retos en materia económica, política y social, y está en juego su papel dentro del bloque europeo, pues la Administración que está en juego en estas nuevas elecciones hacen insostenible que el país viva otros seis meses con gobierno funcionando al mínimo.

 

Diario El Economista, por Joaquín Sánchez Onofre

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