Las subidas de tono son cada vez más habituales en el debate parlamentario. Los insultos ganan terreno al discurso ideológico ensombreciendo cualquier argumento. Las llamadas al decoro en el uso de la palabra son constantes desde la Presidencia del Congreso. Hablamos con sus señorías y con una Catedrática en Comunicación Política, María José Canel, para analizar la deriva y las consecuencias de esta escalada dialéctica.