Los políticos deben marcar las diferencias con respecto a sus adversarios e intentar convencer con su discurso a los ciudadanos de que las propuestas que plantean son las mejores, pero ¿lo hacen bien?

Artículo escrito por  María Eugenia Alonso @maruam  en El Correo

Cuando un político dice algo, millones de personas escuchan. Esto condiciona, inevitablemente, su discurso, su lenguaje y sus intenciones. Durante esta campaña electoral, hemos visto a los políticos españoles hablar más de lo normal y prodigarse como nunca en los medios y los actos públicos. Pero, ¿qué distingue un buen discurso de un mal discurso político?

Para Fran Carrillo, experto en comunicación y director de La Fábrica de Discursos, la clave está en que «sea claro, muy concreto y contundente». «Hay que conocer bien el destinatario, sus inquietudes y cuál va a ser la recepción de ese discurso», advierte, por su parte, María José Canel, catedrática de Comunicación Política de la Universidad Complutense.

¿Y para qué sea creíble? «Debe tener un mensaje, es decir, contener ideas y propuestas y además debe estar en sintonía con las inquietudes de los ciudadanos», opina Canel. Pero no solo el contenido es importante, la eficacia del mensaje se basa también en la forma. «El qué, junto con el cómo, es lo que hace que un comunicador y un político sea un político ‘caramelo’, es decir, que tenga envoltorio y que tenga producto», puntualiza Carrillo.

Los políticos deben marcar las diferencias con respecto a sus adversarios e intentar convencer a los ciudadanos de que las propuestas que plantean para cambiar el país son las mejores, mejores que las de los demás. ¿Y cómo hacerlo? «Con el ‘tú a tú'», dice Pedro Miguel Casado. Para este profesor de la Universidad Camilo José Cela, los políticos que triunfan son aquellos que saben «escuchar». «La clase política, que no la política, ha permanecido en cierta manera alejada de lo que la sociedad reclamaba en los últimos años», recuerda.

El tú a tú

Pablo Iglesias y Albert Rivera son dos ejemplos de líderes que hablan de tú a tú al ciudadano, con su propio lenguaje. El líder de Podemos es un buen comunicador, que conoce y controla a la perfección un plató de televisión, que se desenvuelve con facilidad y agilidad, y que «representaba desde el inicio lo que la gente necesitaba oír», opina el consultor político. «¿Su punto débil? Que en comunicación política hace falta combinar bien el escenario con el fondo, con el proyecto y hay debilidades en sus propuestas», explica María José Canel.

En el caso del político catalán, «representa la cara nueva, con un discurso fresco con el que la gente se siente identificada y que utiliza un lenguaje claro», dice Casado. «Pero debe trabajar más en el control del ritmo discursivo. Hilvana una frase con otra casi sin respiro», matiza Fran Carrillo. Para este asesor «no hay malos comunicadores» entre nuestros políticos pero sí «mejorables». Entre los nombres, Pedro Sánchez, Mariano Rajoy o Artur Mas, quienes deben mejorar sus dotes, al menos, desde el punto de vista comunicativo.

 

Fuente: http://www.elcorreo.com/bizkaia/politica/201505/20/arte-convencer-20150519192751-rc.HTML